¡¡¡ESO, ESO, QUE LE DEN LAS DOS OREJAS Y EL RABO!!!
La semana pasada vimos otro espectáculo lamentable (la verdad que vemos muchos), pero dicho espectáculo empieza a ser cotidiano por desgracia; últimamente las sesiones de la Cámara Baja de los miércoles (incluso de otros días) dan no pocas veces que hablar, pero la del miércoles 18 de febrero ha sido de risa, bueno de risa si no se tratase de que los que estaban allí haciendo el “tonto” dirigieran este país. Ante la petición de dimisión de Bermejo por parte de la oposición, el teatrito que se formó a la orden de partido de cerrar filas entorno a él fue de chiquillos de patio de colegio. La petición de dimisión que hacía la oposición se fundamentaba básicamente entre otras cosas, en la cacería famosa de Bermejo, era de esperar que no hiciera caso Zapatero al partido de la oposición, pero de ahí, al espectáculo que dieron fue de sainete de tres al cuarto.
La sesión se empezó a parecerse a una cacería, mira tú por donde, los principales partidos se empezaron mutuamente disparar, primero disparaba uno y luego el otro, acusándose y reprochándose de lo que podían (como todos tienen trapos sucios). Pero Bermejo protagonista de la sesión empezó como nadie a atacar, ahora bien, por lo que se ve dejó las artes cinegéticas esta vez para pasar a la corrida de toros, toreando los reproches que recibía con frases como…: “estoy trabajando por este país y no me voy”, “ustedes son los que tienen un problema con la corrupción”, aún así era difícil mantener el tipo ante todo lo que había salido a la opinión pública, pero aguantó el chaparrón como pudo, hasta era de esperar lo que pasó; lo peor fue el espectáculo ridículo que hicieron sus compañeros diputados aplaudiéndole y gritando: “torero”, ”torero”, y él dirigiéndose al “tendido” tirando besos cual folklórica cuando termina un concierto, aquello fue bochornoso.
Pero lo sucedido fue un claro ejemplo, otro mas, por cierto ridículo e infantil, de lo que se denomina disciplina de partido, ante la consigna de cerrar filas en torno a Bermejo, no tuvieron otro argumento mejor para apoyarle que la idea de llamarle torero y aplaudir. Vamos a ver: ¿es que no hay ningún diputado del PSOE que estaba allí, que no tuviera criterio propio?, ¿a tanto llega la obediencia al partido de turno que te hace hacer el ridículo?, ¿tanto aman a su poltrona y situación que hacen el tonto de esa forma?, ¿no tenían otros argumentos mejores para apoyarle?, pues se rompieron la cabeza para limitarse a gritar torero y aplaudir, en fin, por lo que se ve y se ha visto, la cuestión se reduce a que los ciudadanos les votan para que obtengan el gobierno o tengan en su defecto una posición privilegiada en el ámbito político de este país en cuanto a partido político, y a la vez dentro del partido, sus miembros según sean de obedientes u oportunistas así se encontrarán mas “cómodos”. Esto no pasaría si realmente se hicieran listas abiertas, porque si fuese así, si que mirarían el interés de los ciudadanos y no el de su partido que a la vez es el suyo propio, de ahí que muchos entren en política para hacer carrera y vivir de ello, no por su valía e interés por gestionar lo público desde sus convicciones ideológicas.
La sesión se empezó a parecerse a una cacería, mira tú por donde, los principales partidos se empezaron mutuamente disparar, primero disparaba uno y luego el otro, acusándose y reprochándose de lo que podían (como todos tienen trapos sucios). Pero Bermejo protagonista de la sesión empezó como nadie a atacar, ahora bien, por lo que se ve dejó las artes cinegéticas esta vez para pasar a la corrida de toros, toreando los reproches que recibía con frases como…: “estoy trabajando por este país y no me voy”, “ustedes son los que tienen un problema con la corrupción”, aún así era difícil mantener el tipo ante todo lo que había salido a la opinión pública, pero aguantó el chaparrón como pudo, hasta era de esperar lo que pasó; lo peor fue el espectáculo ridículo que hicieron sus compañeros diputados aplaudiéndole y gritando: “torero”, ”torero”, y él dirigiéndose al “tendido” tirando besos cual folklórica cuando termina un concierto, aquello fue bochornoso.
Pero lo sucedido fue un claro ejemplo, otro mas, por cierto ridículo e infantil, de lo que se denomina disciplina de partido, ante la consigna de cerrar filas en torno a Bermejo, no tuvieron otro argumento mejor para apoyarle que la idea de llamarle torero y aplaudir. Vamos a ver: ¿es que no hay ningún diputado del PSOE que estaba allí, que no tuviera criterio propio?, ¿a tanto llega la obediencia al partido de turno que te hace hacer el ridículo?, ¿tanto aman a su poltrona y situación que hacen el tonto de esa forma?, ¿no tenían otros argumentos mejores para apoyarle?, pues se rompieron la cabeza para limitarse a gritar torero y aplaudir, en fin, por lo que se ve y se ha visto, la cuestión se reduce a que los ciudadanos les votan para que obtengan el gobierno o tengan en su defecto una posición privilegiada en el ámbito político de este país en cuanto a partido político, y a la vez dentro del partido, sus miembros según sean de obedientes u oportunistas así se encontrarán mas “cómodos”. Esto no pasaría si realmente se hicieran listas abiertas, porque si fuese así, si que mirarían el interés de los ciudadanos y no el de su partido que a la vez es el suyo propio, de ahí que muchos entren en política para hacer carrera y vivir de ello, no por su valía e interés por gestionar lo público desde sus convicciones ideológicas.
La Huelgui
