Aparte de la famosa N.O.J., que está dando mucho que hablar y dará en los próximos meses, hay por ahí un inquietante documento que se ha elaborado, no sé por quién, que criterios se han seguido y si pretenden aplicarlo. Se trata de un documento donde se establece tiempos para realizar distintos trámites, así por ejemplo: Averiguación patrimonial: 4 minutos; búsqueda de un antecedente penal: 4 minutos; solicitud de abogado de oficio: 4 minutos, designación de intérprete 4 minutos; cédula de requerimiento (aquí bajan el tiempo): 3 minutos, y así contemplando todos o casi todos los trámites procesales que realizamos.
Desconozco quién ha podido realizar semejante barbaridad, pretendiendo establecer el tiempo que hemos de tardar en cada acto procesal que realicemos, me imagino que después de ponernos a trabajar en “cadena” despojándonos de nuestras funciones con despersonalización en los centros y puestos de trabajo, la consabida movilidad funcional a su antojo por razones de servicio o funcionales, (que no en pocas ocasiones seguro que resultarán sospechosas), parece que no tienen suficiente y pretenden controlar el tiempo como si fuéramos robots. Bajo mi punto de vista es un error más de los muchos que últimamente están haciendo, aparte de implantar la N.O.J., con el paso forzado, ya han encargando un documento para establecer y seguro que así evaluar en tiempo (minuto a minuto) nuestro trabajo, olvidando que no estamos en una fábrica de producción de piezas o estamos empaquetando ningún producto para la venta posterior. Estamos realizando un trámite procesal, donde está en juego algo tan importante como los derechos de los ciudadanos, añadiendo además que existen distintos procedimientos y que además en la realidad cada procedimiento puede tener peculiaridades por diversas circunstancias concurrentes en el mismo, por lo tanto la uniformidad no es aconsejable; pero a alguien le interesa dejar eso de lado, como si no existiera, da igual, lo que se busca me imagino con esto es una pretendida productividad. Primero dudo que siempre se tarde esos minutos y a buen seguro siempre o casi siempre pueden ser mas, no siempre por ejemplo funcionan bien los ordenadores, a veces tardan mas o menos, o pueden interrumpirte por cualquier motivo en ese momento y un montón de vicisitudes que se pueden dar de forma cotidiana y normal y que no tienen mayor trascendencia, con ello quiero decir que por circunstancias que no siempre controla el funcionario, puede ocurrir que siendo diligente en su trabajo puede tener un menor rendimiento; añadir además que tan solo eso no es lo importante, sino la calidad del trabajo, ya que si se hace tan despersonalizado y solo buscando el rendimiento en tiempo puede ocurrir fácilmente que el resultado sea nefasto y con efectos graves en las actuaciones judiciales: puede crear indefensión; nulidades procesales y un largo etc. Si se establece esta evaluación en el desempeño a buen seguro que en no pocas ocasiones se utilizará de arma arrojadiza para amedrentarnos y excusar cualquier cambio que afecte a nuestro trabajo, y a veces por motivos más ocultos que un pretendido rendimiento. Por otra parte sistemas de evaluación en el desempeño de las funciones se han implantado en otros países de Europa, no se si controlando el trabajo literalmente al minuto como establece el documento de marras, no creo, no veo yo a los países europeos tan estúpidos me imagino que lo habrán establecido conforme al logro de resultados fijando objetivos conforme el volumen de trabajo de la unidad, me parece mas racional, y aun así ha dado muchos problemas y conflictos, tantos, que al final se ha tenido que evaluar mínimamente y de forma positiva a todos los funcionarios por la administración encargada de dicho control, es decir, en la práctica no ha resultado tan útil y no ha servido de mucho.
Otra cuestión en todo este asunto es quien se va a hacer cargo de dicho control, ¿ los propios jefes o superiores?, ya tienen sus funciones, una cosa es ejercer la jefatura o control, y otra estar con cronómetro en mano, además sería una forma de tener los funcionarios a sus pies y presionarlos por cuestiones, que en no pocas ocasiones pueden obedecer a razones distintas a un determinado rendimiento, por lo que entonces: ¿quien debe controlarlo?, ¿otra administración ajena o una empresa externa?, y dado que surge otra necesidad para ese control del rendimiento: ¿no se aumenta así más el gasto público por otra parte?.
Creo que con la Nueva Oficina Judicial, no buscan realmente una mayor eficiencia y eficacia en la administración de justicia, ya que el problema del atraso que padece se debe mas a la falta de medios personales y materiales que a la organización. Justo la organización del trabajo en los distintos juzgados y tribunales es lo que alegan algunos que van de “modernos” para explicar el retraso que padece la administración de justicia; mas bien sospecho que en el fondo se trata de unos auténticos arribistas buscando algún mejor puesto en el entramado burocrático que les pueden otorgar los que pretenden establecer de prisa y corriendo como si en ello les fuera la vida la N.O.J., que además para su implantación va acompañada de normas que facilitan que a los funcionarios de justicia se les pueda despojar de sus puestos de trabajo, cambiándoles a otros puestos de trabajo por “necesidades” del servicio o funcionales, en definitiva ponernos a los pies de los caballos.
Me da la sensación que estamos a un paso de las cesantías del siglo XIX.
Desconozco quién ha podido realizar semejante barbaridad, pretendiendo establecer el tiempo que hemos de tardar en cada acto procesal que realicemos, me imagino que después de ponernos a trabajar en “cadena” despojándonos de nuestras funciones con despersonalización en los centros y puestos de trabajo, la consabida movilidad funcional a su antojo por razones de servicio o funcionales, (que no en pocas ocasiones seguro que resultarán sospechosas), parece que no tienen suficiente y pretenden controlar el tiempo como si fuéramos robots. Bajo mi punto de vista es un error más de los muchos que últimamente están haciendo, aparte de implantar la N.O.J., con el paso forzado, ya han encargando un documento para establecer y seguro que así evaluar en tiempo (minuto a minuto) nuestro trabajo, olvidando que no estamos en una fábrica de producción de piezas o estamos empaquetando ningún producto para la venta posterior. Estamos realizando un trámite procesal, donde está en juego algo tan importante como los derechos de los ciudadanos, añadiendo además que existen distintos procedimientos y que además en la realidad cada procedimiento puede tener peculiaridades por diversas circunstancias concurrentes en el mismo, por lo tanto la uniformidad no es aconsejable; pero a alguien le interesa dejar eso de lado, como si no existiera, da igual, lo que se busca me imagino con esto es una pretendida productividad. Primero dudo que siempre se tarde esos minutos y a buen seguro siempre o casi siempre pueden ser mas, no siempre por ejemplo funcionan bien los ordenadores, a veces tardan mas o menos, o pueden interrumpirte por cualquier motivo en ese momento y un montón de vicisitudes que se pueden dar de forma cotidiana y normal y que no tienen mayor trascendencia, con ello quiero decir que por circunstancias que no siempre controla el funcionario, puede ocurrir que siendo diligente en su trabajo puede tener un menor rendimiento; añadir además que tan solo eso no es lo importante, sino la calidad del trabajo, ya que si se hace tan despersonalizado y solo buscando el rendimiento en tiempo puede ocurrir fácilmente que el resultado sea nefasto y con efectos graves en las actuaciones judiciales: puede crear indefensión; nulidades procesales y un largo etc. Si se establece esta evaluación en el desempeño a buen seguro que en no pocas ocasiones se utilizará de arma arrojadiza para amedrentarnos y excusar cualquier cambio que afecte a nuestro trabajo, y a veces por motivos más ocultos que un pretendido rendimiento. Por otra parte sistemas de evaluación en el desempeño de las funciones se han implantado en otros países de Europa, no se si controlando el trabajo literalmente al minuto como establece el documento de marras, no creo, no veo yo a los países europeos tan estúpidos me imagino que lo habrán establecido conforme al logro de resultados fijando objetivos conforme el volumen de trabajo de la unidad, me parece mas racional, y aun así ha dado muchos problemas y conflictos, tantos, que al final se ha tenido que evaluar mínimamente y de forma positiva a todos los funcionarios por la administración encargada de dicho control, es decir, en la práctica no ha resultado tan útil y no ha servido de mucho.
Otra cuestión en todo este asunto es quien se va a hacer cargo de dicho control, ¿ los propios jefes o superiores?, ya tienen sus funciones, una cosa es ejercer la jefatura o control, y otra estar con cronómetro en mano, además sería una forma de tener los funcionarios a sus pies y presionarlos por cuestiones, que en no pocas ocasiones pueden obedecer a razones distintas a un determinado rendimiento, por lo que entonces: ¿quien debe controlarlo?, ¿otra administración ajena o una empresa externa?, y dado que surge otra necesidad para ese control del rendimiento: ¿no se aumenta así más el gasto público por otra parte?.
Creo que con la Nueva Oficina Judicial, no buscan realmente una mayor eficiencia y eficacia en la administración de justicia, ya que el problema del atraso que padece se debe mas a la falta de medios personales y materiales que a la organización. Justo la organización del trabajo en los distintos juzgados y tribunales es lo que alegan algunos que van de “modernos” para explicar el retraso que padece la administración de justicia; mas bien sospecho que en el fondo se trata de unos auténticos arribistas buscando algún mejor puesto en el entramado burocrático que les pueden otorgar los que pretenden establecer de prisa y corriendo como si en ello les fuera la vida la N.O.J., que además para su implantación va acompañada de normas que facilitan que a los funcionarios de justicia se les pueda despojar de sus puestos de trabajo, cambiándoles a otros puestos de trabajo por “necesidades” del servicio o funcionales, en definitiva ponernos a los pies de los caballos.
Me da la sensación que estamos a un paso de las cesantías del siglo XIX.
La Huelgui.