El martes de la próxima semana entran en vigor las nuevas Leyes Procesales con las que se pretende desde el Ministerio reducir el atasco y el retraso existente al tiempo que se infunde un nuevo impulso judicial.
Desechada la idea de implantar (costara lo que costara y a pesar de los pesares) la NOJ en las ciudades que venía prevista, y retardarla en el tiempo necesario para no sobrevenirse al caos que hubiera representado haberlo hecho de aquella manera, la fecha de inicio de vigencia de las nuevas Leyes no permite dilatación.
Como herramienta de uso se ha creado el programa Minerva NOJ que contempla todas aquellas modificaciones y para cuya puesta en marcha se han impartido los correspondientes “cursos de formación” instruyéndonos en el manejo de dicho programa.
Ya todos hemos pasado por el “curso de formación” y por tanto cada uno tiene su valoración pertinente. Para mí ha sido insuficiente en material (se nos podía haber facilitado la Reforma), inconcreto en su materia (el que mucho abarca, poco aprieta... dicen en mi pueblo), prescindible en su ejecución (si hay que ir, se va... pero ir pa ná!!!), incompleto en medios y dedicación, y tantos otros “in” como queramos ponerle. Así que nos apañaremos como podamos...
De lo que me pareció entender, a mí, personalmente, no me parece mal la idea del programita en cuestión, en especial en aquello de la “tramitación guiada” porque entiendo que eso nos restará un poco del “miedo” que se tiene al cambio de jurisdicción y (si funciona como es debido y ha sido concebido) se acabará con el aprendizaje de aquellos nuevos compañeros que entren desde la oposición: el programa (supuestamente) se encargará de decirte cual es el trámite siguiente, consintiendo en determinadas fases alterar el guión preestablecido.
Dentro de una semana, es de esperar que tengamos que utilizar un programa diseñado para una situación diferente a la que nos vamos a encontrar. Por poner un símil, es como si nos dejaran un submarino para ir al espacio o un turismo de gran cilindrada para correr por una Autovía que aún está pendiente de construir.
Pero lo que más miedo me da, es esa sensación que se ha ido transmitiendo (sin decirse a las claras) de que llegado el dia D y la hora H el programa NO funcione y salte en pedazos sin posibilidad de un remedio inmediato.
¿Qué debemos de hacer en este caso? ¿Sacamos las Olivetti? ¿Intentamos explicar al ciudadano (que lleva 10 meses esperando que se enjuicie “lo suyo”) que es un fallo puntual y que no sufrirá las consecuencias? ¿Le vendemos que dentro de un futuro indeterminado esto funcionará y evitará que vuelva a tener que aguardar tanto tiempo la próxima vez que tenga que acudir a un Tribunal?
Que Zeus nos pille confesaos!
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