Somos un grupo de funcionarios de justicia, de distintas categorías profesionales y de diversas ciudades de España, algunos de nosotros estamos afiliados a varios sindicatos, otros no, en todo caso, no hablamos en nombre de nadie ni pretendemos representar a nadie, tan solo nos hemos tomado la libertad de dirigirnos a ustedes, representantes sindicales de todos los trabajadores de Justicia, para transmitirles la incomprensión y el desconcierto que su labor sindical nos produce.
Entiendo que no debe ser fácil sentarse en una mesa de negociación, se debe estar preparado y conocer los entresijos que se cuecen por debajo, por todo ello, su trabajo nos merece el mayor de los respetos. También damos por sentado que los ideales que les mueven a todos ustedes son los más altruistas y que los logros que consiguen en cada negociación son fruto de su trabajo y su esfuerzo, y por ello, les damos las gracias sinceramente.
No obstante, hay varias cosas que no conseguimos entender, porque desde nuestra posición de simples funcionarios, de números en las estadísticas, nos damos cuenta de cosas que inexplicablemente a ustedes parecen no importarles demasiado.
La primera de ellas es la falta de unión entre los sindicatos. En febrero de 2008 todos nosotros pudimos comprobar cómo por primera vez en nuestra Administración, la unión de todos nos llevó a una huelga de dos meses con un seguimiento impensado hasta la fecha. Su unión, señores de los sindicatos, es su fuerza, porque su trabajo conjunto, colaborando entre ustedes sin zancadillas, ni intereses políticos de por medio, es lo que hace que los trabajadores puedan llegar a tener lo más importante a la hora de echarse a la calle a movilizarse: confianza en que no van a ser utilizados políticamente para otros intereses que no sean los suyos propios.
¿Se han parado a pensar que merece la pena dejar de lado los intereses particulares como sindicato para conseguir juntos algo que nos beneficie a todos?. Entendemos que no es fácil, que existe una historia larga y descorazonadora detrás que tal vez les impide alargar la mano a "los de enfrente", todos ustedes tienen motivos para desconfiar del sindicato de al lado, eso lo entendemos y que también existe el riesgo de que "otros" se lleven la medalla después de la lucha…y no quieren ser los últimos en la carrera. Pero nosotros les decimos que se están equivocando en su planteamiento, todos ustedes se equivocan, tal vez están tan inmersos en las luchas entre ustedes erróneamente justificadas por un pobre afán de protagonismo, que no se han parado a pensar que juegan con nuestras vidas profesionales, y que enfrentados, no conseguirán que nada mejore, al revés, nos lo ponen todo más cuesta arriba, pues la desunión sindical sólo consigue darle más fuerza al Ministerio.
Y les decimos todo esto porque en las últimas semanas hemos podido comprobar que, una vez más, el Ministerio nos ha ganado la partida. Nos referimos a la modificación del ya famoso artículo 521 de la LOPJ. Estamos atónitos, preocupados y bastante enfadados, pero no por esa reforma en concreto, que también, sino más bien por otra cuestión, tal vez no tan aparente, pero que nos da una imagen clara y precisa de cual es la situación actual. Nos preguntamos ¿por qué hemos llegado a esta situación?. Recordamos perfectamente cuando hace meses, llegó al Congreso de los Diputados el proyecto de ley de las reformas procesales que iban a dar forma a la NOJ. En la preparación de ese anteproyecto, ya no se contó con los sindicatos en su elaboración. Eso lo saben ustedes mejor que nosotros. Pero ustedes se limitaron a alzar ¿enérgicas? protestas que quedaron en nada, y siguieron con sus luchas por echar porquería al sindicato de enfrente, ante la pasividad del colectivo al que pertenecemos. En aquellos días, ya tuvimos entre nosotros la sensación de que "esto pinta muy mal". Efectivamente, ahora tenemos lo que tenemos, y ya no se puede hacer nada. Las últimas reuniones con el Ministro de última hora, no han hecho más que afianzar nuestras dudas e inquietudes.
¿Porqué no pasaron entonces ustedes pidiendo firmas, movilizaciones, paros?, aquel era el momento, de presentarse todos unidos, a la puerta del Ministro Caamaño, a recordarle que estaban allí, todos juntos, y reclamando entrar en una negociación en la que su participación era absolutamente imprescindible. Recuerden que detrás de ustedes, de todos ustedes, seguramente iríamos la gran mayoría de los funcionarios de justicia de este país. Pero no lo hicieron. Y no queremos ni pensar en los motivos, todavía les queremos conceder el beneficio de la duda.
Nos negamos a pensar lo mismo que muchos de nuestros compañeros de trabajo, que piensan que ustedes se venden al mejor postor, que únicamente están interesados en recibir subvenciones, que no pueden permitirse salirse demasiado del tiesto porque eso les puede llevar a perder sus prerrogativas. Nos resistimos a pensar eso, porque valoramos el trabajo de los delegados sindicales con los que tratamos día a día, los que son gente honesta, comprometida, luchadora, idealista. Gente como ellos, sus bases, que tienen que explicar ante nosotros muchas veces cosas que son inexplicables, que padecen nuestra pasividad y nuestra desconfianza, pero que siguen ahí, pasando sus hojas informativas, juzgado por juzgado, intentando hacer las cosas lo mejor que saben. Por ellos, tal vez, sólo por ellos, los delegados que se están dejando la piel haciendo bien su trabajo, están ustedes donde están, porque por ellos, y sólo por ellos, tal vez nosotros firmemos la carta de protesta que pasaron la semana pasada para el Ministro, o nos echemos a la calle a pitar a la puerta del Juzgado cuando se nos pida. Porque sinceramente, señores, si por ustedes fuera, no moveríamos ni un dedo. No se lo han ganado.
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