Veníamos los españolitos de a pie, de pasar un calvario con un Gobierno pseudo-socialista, que propugnaba como máxima aspiración la del amiguismo, el pelotazo, la subvención, el fundacionismo, el patronazgo, el enchufismo y los tápame-allí-esos-trapos-sucios, que ya velaré yo por los tuyos.
Nos abocábamos, sin que quien debía hiciera nada por evitarlo, hacia un abismo económico incierto, negro y sin salida arrastrado por la “internacionalidad” de nuestro pais. Esa internacionalidad que le habría las puertas de par en par y le dejaba sito de palco de primera a la “crisis extranacional”. Y es que no había crisis en España... y es que no la habíamos ocasionado los españoles, sino que venía de fuera... y es que ya se veian los brotes verdes... y es que se producía la “confluencia intergaláctica” de dos grandes astros... cada uno por su lado!... y es que...
Llegaban las tan reclamadas y deseadas elecciones generales, que permitiría un cambio en la “cabeza” que dirigiera nuestros pasos en este deambular por el desierto sin sombras ni aguas que nos refresquen. Cada uno, D. Alfredo y D. Mariano, (porque aunque aparentemente no lo parezca, estamos ante un bi-partidismo “con flecos”) puso sus cartas en la mesa y propuso cual sería el camino a seguir para llegar al oasis reponedor. Y se eligieron las cartas de D. Mariano: las que tenían “seises” y “cincos pelaos”, porque era difícil prometer -y que la gente creyera- que había “dieces”, “damas”, “reyes” y mucho menos “ases” o “comodines”.
D. Mariano: usted me ha MENTIDO. No es que me haya engatusado, o me haya alterado con una coma el significado de lo que dijo, nooooo: simple y directamente me ha MENTIDO. Sus “seises” y “cincos”, tan solo eran “doses”. La carta más inútil. La que llevaban barajando los anteriores dirigentes los últimos años y que usted denunciaba en cuanto que veía su intención. La que aquellos intentaban poner sobre la mesa, a ver si alguien se la cambiaba por aire menos hirviente, y por la que usted ponía el grito en cuanto que se insinuaba tal destino.
Y usted no puede venir ahora APARENTANDO SONROJARSE y diciendo que, pese a lo anunciado, prometido, jurado y rejurado, en su mazo solo tiene “doses” y no puede con las cartas de los contrarios. Si acaso (e intentando darle un poco de credibilidad, esa que usted mismo se ha encargado de enterrar en el peor de los lodos) cuando ha podido comprobar que no era capaz de sacar adelante esta labor sin pisar en el barro que dijo que no pisaría, debiera tener la vergüenza de reconocerlo y de dar la posibilidad de que otro (tal vez más mañoso que usted, o no, pero esa es elección mía) intente dar respuesta a lo que usted ha demostrado ser incapaz: Mantener SU PALABRA.
No debe de ser usted un buen gallego. Los que yo conozco, ni dicen sí categoricamente, ni niegan en lo más ferviente, pero no MIENTEN. Su palabra vale lo que ellos valen. Paradójicamente, tal vez, igual que usted: Su palabra y usted no valen nada.
D. Mariano, usted está donde está, porque YO (como primer culpable) y otros muchos millones de españoles pensamos que, ante todo, tenía palabra y compromiso de mantenerla, dado que tanto había achacado a su anterior contrario tal defecto.
Está donde está, porque prometió una fórmula de salvación distinta a la que ofrecía la competencia... pues mire usted por donde, al final, ha copiado la solución del otro: Subir el IVA y PISOTEAR los derechos de los trabajadores del Estado, entre otros menesteres que la población “de a pie” le agradece sobremanera (obsérvese, D. Mariano, que esto último lo digo con “segundas”, no vaya usted a creer que...)
Lo peor que puedo decirle D. Mariano, es que su fórmula de gobierno es una terrorífica copia de lo que hicieron sus anteriores, aquellos a los que tachó de inútiles e inoperativos. Lo peor que puedo decirle D. Mariano, es que es usted tan válido como ZP.
Eso no fue lo que usted dijo, y por lo que yo le VOTÉ. Ahora, usted me ha MENTIDO, y por eso, en cuanto me dé la más mínima ocasión, yo intentaré BOTARLE.
Y yo, SI cumplo mi palabra.
Leer más